La batalla de Tetuan
Fortuny el africano.
«Ofrecimos hospitalidad a Fortuny, más a él le eran necesarios los chiribitiles del barrio de los judíos, las extravagantes y ennegrecidas cavernas donde se reunían los vencidos, la impresión de la calle, el espectáculo de la vida oriental, el episodio característico. Durante su permanencia en la ciudad vivió al aire libre, ocupado en coleccionar los documentos que debían servirle para pintar sus primeros cuadros importantes».
Iriarte
Se dice que África hizo hombre al pintor de Reus, y es que no sólo su persona representaba la máxima expresión de un viajero empedernido con ansias de profundizar en la curiosa otredad de oriente que tanto caracterizaba los intereses de finales del siglo XIX. La obra de Mariano Fortuny es la visión de un artista enamorado del cromatismo, las tonalidades y los contrastes lumínicos del Magreb, que llevó a su máximo exponente en sus pinturas a través de los viajes que realizó al sur del continente y su primer contacto con Marruecos a principios de 1860.
En 1859 la Diputación Provincial de Barcelona encargó a Fortuny una serie de pinturas alusivas a la guerra hispanomarroquí, para hacer vanagloria de la campaña africana que el ejército español estaba realizando en el país a partir de las hostilidades con Marruecos. España, convertida en una potencia colonial, deseaba crear un espectáculo publicitario del orgullo de su propio ejército y representar la proclamación de los derechos españoles sobre el territorio.
Para Fortuny supuso el primer encargo serio de lo que sería, más adelante, una carrera profesional prolífica en lo que concierne a la pintura africanista. A pesar de la insistencia de la diputación por un encargo de una serie de pinturas donde inmortalizar la gloria del del ejército español a través de una difusión ideológica planeada, Fortuny realizó finalmente dos obras sin acabar, la Batalla de Wad-Ras y la Batalla de Tetuán. Ello se debió a que, el artista, enamorado de la cotidianidad de la vida en las calles de Marruecos, se pasó la mayor parte de su estancia en el país paseando por las callejuelas y observando las estampas de una cultura desconocida que les fascinaba, lo que luego plasmó en una gran parte de su obra al más estilo costumbrista.
«Casi siempre silencioso, nada comunicativo, pero sin tristeza ni mal humor, condescendiente, atento y benévolo… Fortuny vivía en medio de nosotros absorbido en fecunda contemplación y solicitado por todos lados y a la vez por los mil episodios brillantes, pintorescos, inesperados y dramáticos que se desenvolvían ante él».
Iriarte
Fortuny realizó varios esbozos de la vida militar que utilizó posteriormente en su taller para pintar La Batalla de Tetuán, o la obra que originalmente recibió el título de Expugnación del campamamento marrroquí por las tropas españolas el 4 de febrero de 1860, donde se muestra el momento en el que el ejército español entra en el campamento enemigo, encabezados por el General O’Donnell y el General Prim, representados ambos como los héroes nacionales, contrariamente al príncipe marroquí Mulei Abbas, quien es representado cobardemente huyendo del peligro.
El interés que tuvo Mariano Fortuny por el norte de África a lo largo de su carrera profesional se muestra en La Batalla de Tetuán a través de las pinceladas que no llegó a finalizar. A pesar de representar un tema ideológicamente posicionado, para el artista era inevitable mostrar en la misma obra su fijación por los paisajes, las costumbres y la vida marroquí que tanto le apasionó a lo largo de su vida.