Pieza de voz para soprano
La culpa de todo la tiene Yoko Ono.
En el verano de 2010, en el MoMA de Nueva York, aparece una Yoko Ono pequeña, ligera, toda de negro. Hay quien dice que algo bebida. No está demostrado. Agarra un micrófono instalado para la ocasión y se pone a gritar como una loca durante unos dos minutos. A veces parece que para pero no, coge aire y sigue en una especie de… no sé.
Es reincidente. En 1972 Chuck Berry y John Lennon actuaron en el «The Mike Douglas Show» interpretando Memphis, Tennessee y Johnny B. Goode y, de repente, Yoko se puso a dar gritos sin sentido. Le quitaron el sonido a su micro pero ella siguió a lo suyo.
Anécdotas aparte, Pieza de voz para soprano es una perfomance que se inspira en la cultura japonesa, donde las mujeres son calladas y sumisas. Toma como base el dolor del parto pero lo extrapola como idea de liberación, de soltarlo todo, en una sociedad que nos asfixia.
En realidad, aunque ella grita sola, la obra es participativa ya que contiene las siguientes instrucciones al público: «Grita contra el viento / contra la pared / contra el cielo». La gente, como que no.
Aunque esos que saben de nada y hablan de todo se empeñan en utilizar códigos del «Sálvame» para hablar de la artista como si de una Belén Esteban se tratara —no insisto, todos sabemos a qué me refiero— la trayectoria de Ono es extremadamente amplia, compleja y variada al igual que su formación artística que incluye, —¡sorpresa! – lecciones de canto.
Su persona recoge, en sus pequeñas dimensiones, gran parte de la historia del Arte y, por lo tanto, de la Humanidad de la mayor parte del siglo XX y parte del XXI. Lo ha visto todo y ha participado en casi todo, huyendo siempre del encasillamiento: con Maciunas y los Fluxus, con el músico John Cage, Alan Kaprov o Marcel Duchamp. Tiene más de 20 discos, ha realizado películas…y un etcétera que, cercana a los 90 años, sigue alargando siendo una de las artistas vivas más influyentes del mundo.
Aunque no lo parezca, todo lo suyo tiene un hilo conductor: un mensaje pacifista. Si la escucháramos, igual….