Sinfonía siberiana, primer movimiento.

Estamos ante la primera de las Aktionen del célebre Joseph Beuys. Esto, que a simple vista parece un batiburrillo de cosas sin sentido, viene a ser una especie de catálogo o muestrario de los temas, materiales y elementos que desarrollará Beuys a lo largo de su carrera.

Las pizarras serán constantes en su arte. En ellas representaba diagramas de actuaciones políticas, partituras-guías, a las que él llamaba dibujos auditivos al estar trazados ante el público en el transcurso de acciones o conferencias. Una noción extendida del arte.

El bicho subido a la pizarra es una liebre muerta que, según Beuys, es más libre y capaz de entender obras de arte que cualquier ser humano. A esto le añadimos los triángulos de grasa y fieltro, materiales esenciales en su obra, que hablan —aunque hoy en día está más que cuestionada la veracidad de esta historia— de su rescate y sanación por parte de unos tártaros tras caer el avión que pilotaba durante la Segunda Guerra Mundial (a la que el artista se refiere como la herida). Estos materiales transmiten calor y protección pero también aislamiento, usándolos en diversas piezas confiriéndoles una u otra propiedad.

La cruz será, también, un elemento permanente en sus obras. Sus primeras piezas, de los años 40 y 50, son pequeñas esculturas en las que cruces y crucificados son los protagonistas. Para el artista, el cristianismo supuso el inicio de la ruptura del Hombre con la Naturaleza, el principio del fin, por ello, a los animales, los considera por encima del ser humano porque han permanecido viviendo de forma entreverada con ella. Por esto, y bastantes cosas más, Beuys está considerado como continuador del romanticismo alemán en el siglo XX.

Beuys se caracteriza por ser un artista más que polifacético. Hizo dibujos, pinturas, perfomances en la calle, la televisión… pero él mismo se define como un escultor. La escultura puede ser más que arcilla, madera, bronce o mármol, también puede utilizar la palabra y el pensamiento, materiales dúctiles y creadores.

Es sumamente curioso que, a fecha de hoy, Joseph Beuys ocupa el quinto lugar entre los 99 artistas más influyentes del mundo según la lista elaborada por Art Facts. Preguntarnos por la influencia real de la obra de Beuys hoy es como cuestionarnos ¿Qué nos queda del espíritu de mayo del 68? ¿Cuánto nos ha mejorado la cruenta experiencia de la herida? Siendo pesimistas, nada y muy optimistas, casi nada. Quizás este ranking está más asociado a las 250 mil £ que puede llegar a costar uno de sus dibujos, 900 mil £ uno de sus primeros bronces y hasta 10 millones de libras sus esculturas más grandes. Lastima.