Winslow Homer
Estados Unidos, 1836–1910
Winslow Homer fue junto a Thomas Eakins uno de los pintores estadounidenses más importantes del siglo XIX. Ambos eran naturalistas, aunque Homer era más paisajista, sobre todo en lo que se refiere al mar, que retrató a veces como lo haría un romántico, con tormentas, naufragios y amenazadoras olas.
Homer nació en Boston y su aprendizaje en lo que artes se refiere fue autodidacta. Simplemente tenía talento, ganas y la oportunidad de trabajar como ilustrador de revistas como Harper’s Weekly. Estos dibujos (básicamente grabados) son formas sencillas, con personajes muy animados y el protagonismo de una de las cosas que marcarían su obra: la luz.
Cuando estalla la Guerra Civil de los Estados Unidos, Homer visitó el frente de Virginia para tomar apuntes y ahí pintó su primer óleo. Se reconoce ya ahí como un realista. Poco después viaja a Francia, donde permanece un año cuando estaban los impresionistas haciendo de las suyas. De todas formas, aunque como ellos exploró las posibilidades pictóricas de la luz, no recibió influencia directa del impresionismo o de otro arte francés. Homer era ante todo americano, pese a que en el XIX este país no era en absoluto una potencia artística.
En 1873 comienza su uso de la acuarela que dio frutos de la importancia del óleo. Fueron años de escenas rurales y luminosas: niños jugando, mujeres elegantes, escenas agrícolas…
También se fue un año a Inglaterra en 1881. En el país vivió en un pueblo de pescadores, y ahí cambió radicalmente su temática. Digamos que en el país de Turner sufrió una epifanía que marcaría su obra posterior. Escenas de la naturaleza, sobre todo escenas marinas, y también escenas que ilustran perfectamente la lucha del hombre con las fuerzas de la naturaleza.