Tres figuras forman una unidad en la que no sabemos bien de quien son los miembros.

Académico, tradicional, beligerante, soberbio... ¡Pero que bien pintaba Bouguereau...!

Esculturas/fotografías de Max Ernst para ilustrar la revolución surrealista.

Ni un miserable cuadro de Falero cuelga en los museos públicos españoles.

Un desnudo para una época de poca sensualidad en Rusia.

El artista en su época más activa. Le quedaba un año de vida.

Sandberg pinta sus alegorías como los surrealistas de hace 500 años.

Mercurio se mantiene en equilibrio sobre los dedos de un pie.

La amante de Tamara de Lempicka, la bellísima Rafaela, se reclina en este famoso cuadro.

Un poco relajado en el balneario, Munch se permite ser algo optimista y con estos hombres bañándose muestra el ambiente en los Spas de principios del siglo XX.

Una odalisca era una esclava del Imperio otomano. Aprendiz o asistente de las concubinas y esposas del sultán, formaba parte de la institución del harem imperial.

Son las esculturas de Mueck, como esta "Mujer con ramas", escenas surrealistas protagonizadas por figuras extremadamente reales (Mueck trabaja en cada pelo, cada cana, cada arruga, cada poro de la piel…).

El mexicano pinta un desnudo ante un exuberante ramo de flores.

Lempicka fue una convencida "ingresiana".

Erotismo y mitología en la Francia rococó.

50 años se pasó Ingres retocando esta obra.

Sus desnudos fueron un escándalo por mostrar vello púbico.

Bouguereau se pone clásico para este desnudo.

Uno de los besos más famosos de la historia del arte.

En la obra de Vallotton encontramos varios gatos.

Manet pinta a una prostituta como una Venus moderna.

Ingres mira por un agujero como se bañan las odaliscas.

Acusado de pornógrafo, Klimt llamó en principio a este cuadro "A mis críticos".

13 años tenía Picasso. 13...