El invierno es una vieja.

La inmortalidad de Simonetta Vespucci.

Siete obras en una.

Preludio del abandono de Camille Claudel.

Botticelli representa su imagen de esta virtud.

El moderno Caravaggio.

¿Cómo es posible esculpir hasta esos niveles de detalle?

Una alegoría con mucho movimiento y simbolismo.

Los cuatro grandes ríos del mundo.

Ricos y pobres unidos por la libertad... ¡Qué romántico era Delacroix!

Así es como se cura la locura: lobotomía medieval.

Sueños de amor, gloria y fortuna.

La personificación misma de esta estación.

Esta señora nos recuerda que vamos a envejecer.

Okuń pinta una escena simbólica de la muerte de un músico.

Falero y sus dibujos de la galaxia.

Un festival simbolista pensado para medir 14 metros de largo.

El pintor romántico, ya anciano, se empieza a oler su muerte.

Algún día la verdad saldrá del pozo para fustigar a los mentirosos.

La obra es también conocida como "El despertar de la primavera".

Vulnerabilidad, mortalidad, asco, sexo... todo se da cita en esta alegoría zombie de Hans Baldung.

Sandberg pinta sus alegorías como los surrealistas de hace 500 años.

La república alimenta a sus hijos, según la visión de Daumier.

Autorretrato de Bernini gritando como un condenado al infierno.