Tras una orgía, las ménades duermen exhaustas.

La gran ciudad, llena de gente, está también llena de solitarios.

Los bocetos de Delacroix son un ejemplo de frescura y fuerza.

Esculturas/fotografías de Max Ernst para ilustrar la revolución surrealista.

El cuadro gemelo de «La clínica Agnew», considerado por muchos en mejor cuadro norteamericano del XIX.

El prometedor artista asesinado en Auschwitz nos pinta una naturaleza muerta con lo que pudo encontrar en su escondite antes de ser arrestado.

Un íncubo domina los sueños de una mujer dormida.

No es el de Goya el único padre caníbal del Museo del Prado.

El vuelo como metáfora del amor: El cielo pertenece a los enamorados.

Uno de los últimos cuadros del pintor holandés.

Extraña escena de unas manos cortadas dándole una paliza a Cristo. ¿Surrealismo en el siglo XV...?

Espectacular obra maestra del maestro del bodegón.

Un verdadero horror vacui de cupidos, como si fueran los pájaros de Hitchcock.

Del creador del famoso kōan "¿Cuál es el sonido de una mano?" nos llega este otro kōan visual.

Os presentamos otro hipnótico Merz del maestro dadaísta.

No podemos ni imaginar cómo El Lissitzky pudo seguir experimentando así en pleno estalinismo.

Correggio nos muestra uno de los disfraces de Júpiter para practicar sexo.

Una de las obras típicas de la "segunda" etapa de Dubuffet.

El ilustrador que mejor plasmó la figura del Quijote.

Grosz retrata como nadie la corrupta y decadente sociedad alemana de entreguerras.

Dix crea el retrato de una época más que de una persona.

Un malvado hippie hipnotizando a la inocente juventud americana.

Un baile de soldados sirve a Derain para auto-retratarse y denunciar la incomodidad de ciertos rituales sociales.

David retrata a uno de los mártires de la Revolución Francesa.