Retrato de Lydia, la cuidadora del anciano Matisse.

Serenidad aparente, pero si afinamos la vista vemos a nuestro Bosco de siempre.

Un poco de serenidad después del exceso gastronómico.

Los atardeceres de Vallotton son miel para nuestra alma.

Audaz desnudo cuyo centro compositivo es evidente.

HA! os desea feliz navidad.

Susana nos mira. Algo habremos hecho.

Una obra pintada desde el puto corazón.

Casorati siempre juega con la perspectiva.

Un paisaje con múltiples interpretaciones.

Una pintura como una ópera decadente.

Macke pudo llegar a ser de los más grandes.

Un vagón vacío como un templo. Silencioso.

El pintor de la muchedumbre en una pequeña ciudad industrial inglesa.

Nos cuestionamos musicalmente si Picasso era o no un gilipollas.

Kandinsky pensaba que la música es el arte más abstracto.

El jazz volvía loco a Mondrian.

Daumier titula a su autorretrato como «Un artista».

Un rojo apagado (rosa) y una risa histérica multiplicada: eso es China.

Retrato de Lucifer, el ángel más bello, lleno de ira hacia su creador.

La evolución de la pintura de William Utermohlen tras la aparición de la enfermedad neurodegenerativa.

Que obra más apagada, más triste, más desangelada... más hermosa.

Los amantes breves.

La pintora extraordinaria se autorretrata con su nuevo amante.