Gauguin retrata al hijo de unos vecinos.

Un bar impresionista.

Pionera en miles de sentidos.

Degas examina de cerca la naturaleza humana a través del retrato.

¡Por supuesto que Seurat podía pintar algo vivo!

Llanto por una tragedia.

Uso visceral del color para un estereotipo.

Je suis Jeanne Hébuterne, una prometedora artista.

Poco clásico retrato del militar.

El manifiesto pictórico del fauvismo.

Fiesta de disfraces acaba trágicamente.

La mujer de Monet se disfraza de japonesa.

Subleyras —como tantos otros— pone como excusa la mitología para enseñar un culo.

Retrato de Lydia, la cuidadora del anciano Matisse.

Daumier titula a su autorretrato como «Un artista».

Del techo cuelgan unas piernas hechas en un tejido rojo.

Retrato de Lucifer, el ángel más bello, lleno de ira hacia su creador.

Cuando la obra se rompió durante un traslado, Duchamp la declaró concluida.

Que obra más apagada, más triste, más desangelada... más hermosa.

El ilustrador más grande jamas creado.

La pintora extraordinaria se autorretrata con su nuevo amante.

Las pinturas de Doré nada tienen que envidiar a sus grabados.

Bienvenidos a la raza humana.

¡Este buey apesta!