Composición loca.

Retratos de dos pintores.

Un primaveral mensaje cristiano.

Un bodegón de la era Pop.

Vitaminas artísticas.

Ingredientes para el caldo.

La resaca del expresionismo abstracto.

Confusión.

Minuciosos sueños de mar.

Bodegón postmoderno.

Mondrian quiere tenerlo todo ordenadito.

Para Proust y Chardin, una cazuela puede ser tan bella como una piedra preciosa.

El gato está a punto de armarla.

Un poco de serenidad después del exceso gastronómico.

Una obra pintada desde el puto corazón.

Bienvenidos a la raza humana.

¿Hay algo más digno de pintarse que unos viejos zapatos gastados?

Refrescante bodegón del cubista.

Albright mezcló realismo extremo con una paleta hiperviolenta.

Un retrato o un suculento bodegón, según lo miremos.

Lo secundario (la comida) pasa a ser protagonista: había nacido el bodegón como género.

Los bodegones del maestro son como un susurro pintado.

La personificación misma de esta estación.

En esta época Vincent pintaba todos los santos días.