Viaje al pasado holandés.

Tirado en casa.

Terror de estado.

Bienvenidos a la raza humana.

La mujer: el cuerpo que lucha.

Retrato de la poeta.

Una madre, vista por un Freud.

Coleccionando almas a través de los retratos.

Carne en primer plano.

El grito que no se oye, pero se ve.

Un modelo es un modelo, sea la Reina de Inglaterra o un caballo gris.

Asquerosa carne en descomposición.

Inquietante visión de la familia.

Retrato de su amigo, colega y compañero de generación.

Para Bacon, el concepto de belleza va estrechamente unido al de violencia y movimiento

Retrato de su amante... y de él mismo.

Liepke explota la sensualidad carnosa con su pintura.

Cuadro de la primera etapa de Freud, en el que vemos a su mujer con un gatito.

Margaret Tatcher ya nos habló de "ese artista horrible que pinta asquerosos trozos de carne”.

La portuguesa rememora los tiempos oscuros de su país.

Continuando la senda de Bacon.

Bacon se erige como uno de los principales pintores figurativos de la segunda mitad del siglo XX.

Es casi hiperrealismo, aunque el artista deja claro que lo que hace es pintura.

“Todas mis pinturas son resultado de centenares de transmutaciones“.