Monet nos aturde con la arrebatadora belleza y armonía de sus lienzos.

La lluvia cayendo en el agua. Eso, simplemente, merece un cuadro para un impresionista como Caillebotte.

Con la excusa de la mitología romana, la genial artista representa al amor como un engaño.

Un estudio del cielo del artista que odiaba pintar al aire libre.

La artista siempre quedó a la sombra de su mentor y amante Rodin. Quizás la ola simbolice esa amenazante presencia, que al final acabó engulléndola.

El escultor francés sirve de puente entre la escultura tradicional y la moderna.

Sorolla retrata con estilo velazquiano a su amigo fotógrafo danés.

Con Sorolla sentimos la brisa en el ondular de los vestidos y gasas, el sol levantino en los rostros, el sonido de las olas, el aroma del Mediterráneo...

El padre del impresionismo realizó un arte de lo más moderno.

La maternidad vista por el artista que iba a ser papá.

Manet pinta el espárrago que faltaba del manojo de 1880

El escultor francés esculpe el futuro.

Manet nos hace sentir náufragos.

En vez de pintar a sus adoradas bailarinas, Degas, que se estaba quedando ciego, se puso a esculpirlas.

Manet pinta a una prostituta como una Venus moderna.

Nadie fue más impresionista que Monet.

La bebida espirituosa de moda.

Sorolla ante el reto de plasmar el agua transparente con sus reflejos y matices.

Exquisita postal de la luz mediterránea.

París visto por el impresionista (injustamente) menos conocido.

Degas era un enamorado del circo y otros espectáculos.

La mujer de Monet posa con un perro en brazos.

"Impresión, sol naciente" inauguró el nuevo movimiento, y por extensión el arte moderno.

Degas, influido por la fotografía, pinta a un grupo de músicos.